En esta ocasión les compartimos más detalles del proyecto "Quilapayún: Culturas del casete y culturas del exilio" de nuestra socia Laura Jordán y nuestro socio Javier Rodríguez, financiado por el Fondo de la Música del MINCAP.
¿Cuáles son los objetivos de la investigación? Nuestro proyecto Quilapayún. Culturas del casete, culturas del exilio tiene como objetivo general conocer y problematizar la experiencia del conjunto Quilapayún durante su exilio, a partir del análisis de un corpus de fuentes sonoras conservadas en casetes. Desde esta perspectiva, propone examinar el casete no solo como soporte tecnológico, sino como un dispositivo cultural y social que articuló redes creativas, políticas y afectivas en el marco de la migración forzada provocada por la dictadura chilena. Para alcanzar este objetivo general, la investigación se orienta hacia cinco propósitos interrelacionados: analizar los usos del casete en el contexto del exilio político; comprender el rol de las grabaciones informales en los procesos de creación musical; explorar la circulación de discursos políticos y estéticos entre músicos de la Nueva Canción Chilena y otros artistas en escenarios transnacionales; publicar un libro que sistematice los resultados; y difundir los hallazgos tanto en espacios académicos especializados como en ámbitos de divulgación más amplios. En su conjunto, el proyecto se inscribe en una línea de investigación dedicada al estudio del exilio, la música y las culturas materiales, ofreciendo una mirada renovada sobre el modo en que tecnologías de grabación populares como el casete configuraron prácticas artísticas, formas de resistencia cultural y redes transnacionales. ¿Dónde se desarrolla el proyecto y con cuáles materiales musicales trabajarás? El proyecto se desarrolla en Chile, con actividades centrales en la Región de Valparaíso (Viña del Mar) y en Santiago, particularmente en el Archivo de la Facultad de Artes de la Pontificia Universidad Católica de Chile, donde se conserva el Fondo Quilapayún, núcleo documental de este estudio. Este fondo, donado en 2011 por Eduardo Carrasco, reúne 290 casetes que abarcan un periodo de 27 años, entre 1973 y 2000, permitiendo acceder a diversas dimensiones de la experiencia del conjunto durante el exilio y su posterior retorno. El corpus documenta tanto la inserción artística del grupo en los circuitos de resistencia política de los años setenta como los vínculos establecidos con agrupaciones musicales de Europa, América Latina y Chile —como Canto Libre en Italia, Ortiga y Osvaldo Díaz en Chile, o Tacayán en Costa Rica—, reflejando además los procesos de adaptación estética a escenas como la world beat y las condiciones del retorno a fines de los años ochenta. Aproximadamente un tercio de los casetes corresponde a obras editadas por sellos fonográficos, mientras el resto comprende grabaciones no editadas que incluyen ensayos, maquetas, registros de conciertos, audio-cartas, capturas de programas de radio y televisión, duplicados de álbumes y artefactos sonoros experimentales, resultado de prácticas de regrabación, reciclaje e intervención sonora propias de las culturas del casete. Junto a las grabaciones de Quilapayún, el fondo conserva registros de otros músicos chilenos como Inti-Illimani, Isabel Parra, Ángel Parra, Daniel Salinas y Patricio Manns, así como materiales de músicos europeos y latinoamericanos, permitiendo delinear las complejas redes transnacionales que configuraron la geografía del exilio chileno más allá de Francia. Este corpus de casetes ofrece una vía privilegiada para explorar aspectos poco abordados de la vida cotidiana del exilio musical chileno, sus procesos creativos, las redes de colaboración política y artística, y los modos en que el casete fue un soporte central de resistencia cultural. ¿Cuáles son los resultados esperados? El principal resultado será la publicación de un libro, en formato impreso editado por Ediciones PUCV. El libro abordará las funciones sociales, políticas y creativas que asumió el casete como soporte doméstico durante el exilio chileno, mostrando cómo esta tecnología permitió documentar procesos de creación musical, registrar actividades políticas, sostener redes afectivas transnacionales y preservar memorias individuales y colectivas. Analizará los procesos creativos del conjunto a través de maquetas, registros de ensayo y materiales inéditos que evidencian la transformación estética del grupo, desde sus primeros años en Europa hasta su participación en escenas de la world beat y su regreso a Chile. Asimismo, examinará la evolución de las reflexiones sobre el desarrollo de la canción política chilena, mediante el registro de entrevistas, congresos y seminarios en Europa y Chile. Finalmente, el libro reflexionará sobre el valor patrimonial y metodológico de los archivos sonoros domésticos en el estudio del exilio, la memoria y las culturas musicales. Junto con la publicación, se organizará una exposición de carátulas de discos y casetes de Quilapayún como estrategia de difusión patrimonial, y se elaborarán textos breves de divulgación destinados a la Biblioteca Nacional Digital de Chile. Estos resultados permitirán documentar aspectos poco conocidos de la historia musical del exilio chileno y visibilizar el valor patrimonial del Fondo Quilapayún tanto en el ámbito académico como en el espacio público. ¿Piensas que estos resultados pueden proyectarse en el medio y aportar a la apertura de otras investigaciones similares? Los resultados de este proyecto tienen un alto potencial de proyección disciplinar e interdisciplinaria. La propuesta metodológica, centrada en el análisis de casetes abre una vía innovadora para el estudio de los procesos históricos de exilio, migración y circulación cultural no solo en Chile, sino también en otros contextos latinoamericanos. La cultura material de las grabaciones, y en especial la materialidad del casete, ha sido hasta ahora escasamente abordada de forma sistemática, a pesar de haber constituido un dispositivo central en las prácticas musicales, sociales y políticas de la segunda mitad del siglo XX. En el caso chileno, diversos estudios han señalado tangencialmente la relevancia del casete en múltiples escenas musicales: desde el desarrollo de la industria fonográfica de los años ochenta hasta las redes de resistencia cultural bajo dictadura, pasando por el auge de géneros como el hip hop, el punk y el metal, así como las economías informales de circulación y copia asociadas a sellos independientes como Alerce. Aunque estos antecedentes han reconocido su predominancia como soporte de difusión, han tendido a subestimar sus potencialidades como objeto de análisis en sí mismo, especialmente en lo que refiere a sus funciones de mediación social, política y afectiva. Las investigaciones recientes han comenzado a reconocer su papel creativo en contextos de precariedad tecnológica, destacando su potencial para la autoedición, la experimentación sonora y su inserción en circuitos informales de circulación clandestina, tanto a nivel local como transnacional. Sin embargo, estas aproximaciones aún no han sido plenamente incorporadas a los estudios sobre el exilio cultural chileno, donde las prácticas sonoras y los dispositivos materiales de grabación siguen siendo campos de exploración incipiente. Este proyecto busca precisamente contribuir a ese vacío, situando al casete como un artefacto central en las culturas musicales del exilio, abordando su capacidad para vehicular procesos creativos, sostener redes afectivas a distancia, documentar prácticas políticas cotidianas y articular memorias fragmentadas en contextos de desplazamiento forzado. El trabajo con este tipo de archivos sonoros abre un campo fértil de investigación interdisciplinaria que dialoga con los estudios de memoria, las culturas sonoras, la historia cultural del exilio y la historia material de los medios.
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Esta semana conoceremos el trabajo de nuestro socio Leonardo Díaz. En esta entrevista, Leonardo nos cuenta los detalles acerca de su proyecto financiado por el Fondo de la Música del MINCAP titulado "Música y purificación: ritual, sonido y tradición”.
¿Cuáles son los objetivos de la investigación? El objetivo principal de este proyecto es financiar las tareas finales de investigación y escritura de una extensa agenda de investigación sobre música mapuche, así como difundir ampliamente las reflexiones del estudio. Los argumentos principales de mis dos etnografías alimentarán un libro sobre acustemología mapuche, etnomusicología y etnografía que espera aportar al estudio de la música indígena en Chile y América Latina. ¿Dónde se desarrolla el proyecto y con cuáles materiales musicales trabajarás? Las reflexiones de este proyecto se alimentan de dos etnografías: la primera desarrollada en el Wallmapu entre 2018 y 2020 y la segunda en Santiago entre 2022 y 2025. La primera la desarrollé en el marco de mis estudios de doctorado y consistió –a grandes rasgos– en una etnografía sobre música, sonido y práctica ritual mapuche centrada en la experiencia de una machi, Mercedes Antilef. El segundo proyecto, que finalizó el 14 de abril de este año, corresponde a una investigación postdoctoral sobre las relaciones entre música, sonido e indigeneidad en Santiago. ¿Cuáles son los resultados esperados? El producto será un libro que reunirá resultados de mis etnografías sobre música mapuche y reflexiones originales desarrolladas durante el proceso de escritura. En principio, la estructura del libro contempla una introducción, cuatro capítulos y un epílogo o conclusiones. El libro será editado por Ediciones Universidad Alberto Hurtado y posiblemente presente el manuscrito a un premio de alcance latinoamericano para potenciar su difusión e impacto. ¿Y piensas que estos resultados pueden proyectarse en el medio y aportar a la apertura de otras investigaciones similares? El libro busca aportar, al menos, a tres ámbitos: a los estudios sobre música mapuche, a la etnomusicología latinoamericana y la práctica de la etnografía musical. La extensa literatura sobre música mapuche ha reproducido la división tradicional/popular. El libro crítica esta división y busca instalar una propuesta para abordar la acustemología indígena desprovistos de una serie de divisiones creadas y naturalizadas por la academia; maneras más flexibles de aproximarse a los modos indígenas de conocer, saber, sonar y escuchar. Este tipo de aproximación debate con propuestas de la etnomusicología nacional y regional que soportan el trabajo epistemológico de división de dominios. A su vez, dialoga con trabajos recientes que revisan y critican la construcción de campos sonoros homogéneos y el uso de lo aural en la configuración de la modernidad. Por último, el texto presenta reflexiones y críticas al trabajo etnográfico, pero, al mismo tiempo, valora sus aportes sumando un texto sobre todo etnográfico a la escasa producción de este género -y metodología- en Chile. |
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